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 Las garzas y las “culturas”

2024 fue un año histórico sin duda alguna para eso que llamamos “Cultura” y que ahora empiezan a llamar “culturas”: sin mayúscula y en plural. Buscando quitarle potencial al efecto de su rayo idiologizador, si es que existe la palabra y se me permite la paráfrasis. Lo fue a nivel nacional y a nivel local, mejor decir parroquial. Me voy a saltar la discusión de si habrá plata o no en 2025, total esa viene siendo la misma conversación de siempre y entiéndase o no de macro-economía, agenda política y leyes de financiamiento, al menos una parte del “sector cultural” se movilizo así fuera solo en redes sociales cuando estuvo en riesgo.

 

A nivel nacional se consolido el Plan Nacional de Cultura que priorizo tres enfoques, digámoslo nuevos, aunque haya gente que ya lleva una o varias vidas trabajando en eso: Biocultural, Construcción de Paz y Derechos Culturales.

 

La perspectiva Biocultural no es más que una coherencia con el discurso del “Cambio Climático” y de la emergencia de crisis globales, aun así supone una esperanza en la medida en que instala la pregunta por el territorio (s) en el que se inscriben las practicas culturales, si se quiere le quita el piso a las practicas culturales descontextualizadas y abre la conversación entre la “educación ambiental” y la “formación artística”. Una conversación que invita a la transversalización de las acciones, porque no es exclusiva de eso que llamamos “gestores culturales”, ni puede hacerse desde los sectores (música, danza, teatro, agentes, etcétera) del sector. Implica concebir y dinamizar un ecosistema cultural, no un lego de partes “culturales”, aisladas y atomizadas.    

 

La Construcción de Paz (o de paces) puede verse, y de hecho así lo piensan muchxs, como un saludo a la bandera, no obstante ha abierto el espacio político para la definición de líneas de programa y programas culturales en este sentido. Ese si que es un ejercicio preventivo para las décadas que se vienen, en un contexto global de discursos de odio que crecen y se normalizan y genocidios que se resisten al señalamiento moral y político (Palestina libre). Reconociendo, además, nuestras propias incapacidades de mediar los conflictos de forma no violenta y la negación sistemática del conflicto que esta de nuevo en el discurso político ¿Cuáles 6.402 desaparecidos? ¿La escombrera? Esos son muertos del narcotráfico ¿Cuáles Cuchas?. 

 

Finalmente están los Derechos culturales. Paro lo que voy a introducir una distracción yéndome un poco por las ramas y les dejo el Podcast abajito porque “En el 2024 la industria cultural jalonó la economía”, algo que se venía gestando hace décadas, una tremenda noticia, aunque si no se define muy bien podría llegar a hacer ruido de fondo, sobretodo en lo local, porque una cosa es la “Industria del entretenimiento” otra las “Industrias culturales” otros los “agentes culturales”, otras las emergencias, lo tradicional, etcétera.

 

Y es allí donde precisamente se instala el enfoque de los Derechos culturales, desde una perspectiva garantista, tanto como “Derecho a la diferencia” que se conoce bien en lo local, como “Derecho al disfrute”, este enfoque es un reto tremendo porque exige la participación de todxs los actores, en eso que ahora llamamos “gobernanza”. Y pone a la “cultura” en el marco de los derechos humanos, y ahí no hay ¡¡¡Cómo sea !!! que le permita a ningún alcalde facho seguir con la barbarie de la tauromaquia, o argumentar a otro congresista que como marioneta repite “son practicas de arraigo, protegidas por la corte Constitucional”.  

 

Y por aquí me meto a lo local y voy llegando a las garzas. 2024 inauguro la Secretaría de Cultura y Civismo de Manizales, una idea vieja que resulto servir, en primera instancia, para lo que se decía que serviría: agilizar los procesos administrativos, de pagos, de contratos, etcétera. Aunque sigue en deuda con procesos que trae del lastre de antiguo Instituto de Cultura y Turismo, y sobre los que no se han vuelto a dar noticias (Deudas 2019, Política de Cultura).

 

Lo que quizás no era tan claro, al menos no para mi, es que serviría para separar la “Cultura” de la “Industria Cultural” en nuestro caso especifico, un cluster entre Turismo y Entretenimiento que acaparaba los presupuestos públicos de “lo cultural”, vinculado fuertemente con la feria de Manizales y con lo que ahora se nombra “Turismo de naturaleza”.

 

Y allí es donde es importante poner el énfasis y subrayar la necesidad de un enfoque de Derechos Culturales en la inversión en “Cultura”. Esto en el contexto de unos discursos políticos alternativos en construcción que ya en campaña empezaran a mezclar lo uno con lo otro. Esto implica vincular actores diversos en la gobernanza de la Secretaría, que colaboren en el diseño, evaluación y ejecución de los programas y las convocatorias que para ello se realicen.

 

Finalmente sigue pendiente la tarea de hacerse transversal, de encontrar los puentes entre educación y cultura, entre medio ambiente y cultura, entre desarrollo comunitario y cultura. Imaginar esas conexiones de manera participativa, es un reto del traslado. De lo contrario estaremos como las garzas, yendo de árbol en árbol, a cagarnos en otras aceras y andenes sin que nada cambie. Si cambiamos de discurso o de arquitectura institucional para hacer lo mismo, vamos por ese camino.   

 

 

https://www.mincultura.gov.co/despacho/plan-nacional-de-cultura/Paginas/index.aspx

“En el 2024 la industria cultural jalonó la economía” https://youtu.be/EKgf2D_ZqAw?si=PIgmdqcsPXjtYEyk

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Pdt. Lo de las Cuchas no es “Arte transformado la sociedad”, muralismo, pa que no empiecen como Fico, tal como hizo coincidencialmente la portada de la patria ese Domingo. Es junte, acción política con contenido comunicativo y plástico: memoria: otra cosa.     

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